lunes, 3 de mayo de 2010

Golden Age of Grotesque in Literature : Antecedentes (1 de 4)

Fue algo espontáneo, sin razón de ser, persé. Una serie de personas, de nombres reconocidos, decidieron sobre lo que iban a escribir, y desde luego que fue una decisión harto sabia. Hoy vamos a hablar del cuento de terror, u horror sobrenatural, en el siglo XX.

Antecedentes

Los antecedentes, aunque confusos pues se remontan a siglos atrás, podemos fecharlos en la publicación de Historia del Califa Vathek, de William Beckford, en 1786, una fantasía oriental que se remonta a las Mil y una noches. Pero profundamente oscura y cargado de terribles significados y monstruos del alma humana, como la envidia, la codicia o la lujuria, pero planteados como verdaderas enfermedades del ser. También cabe destacar al poeta y escritor socialista William Godwin, autor de St. Leon, una novela fantástica situada en Europa, cuyo tema es el elixir de vida eterna. Poco después, en 1871, su hija, llamada Mery, escribió el inmortal Frankenstein o el moderno Prometeo. Por supuesto nos referimos a Mery Shelley, que escribió este libro ayudada de su querido amigo, el poeta Lord Byron, y su marido, Percival Shelley. Al mismo tiempo Sir Walter Scott empieza a adentrarse en el terreno de lo espiritual y lo sobrenatural, escribiendo meritorios relatos como El cuento de Willie o El vagabundo. Y en 1820 publica Letters on demonology and Witchcraft, considerado uno de los compendios de magia más importante de la época.

William Beckford
Entonces llegamos a uno de los grandes, Washington Irving, autor del excelso relato La leyenda de Sleepy Hollow o La Leyenda del Jinete sin Cabeza, uno de los más terroríficos de la historia. Irving escribió muchas más cosas, como Cuentos del viajero, o Relatos de la Alhambra, pero nunca llegarían a tener el mismo éxito, salvo quizás, el perversamente humorístico Rip van Winkle. Seguidamente llegan autores tan excelsos como Thomas Moore, Thomas de Quincey, o William Harrison Ainswoth. Pero déjenme destacar a uno de los olvidados del tiempo, el capitán Marryat, que se dedicó a escribir numerosos relatos llenos de terror y romanticismo, pero de los cuales sólo alcanzaría fama mundial The Phantom Ship, basado en la leyenda del barco Holandes Errante, que aterrorizaba con sus apariciones en el Cabo de Buena Esperanza.

Frederick Marryat
Dickens también nos sorprenderá con relatos como El guardavías, la historia de un hombre atormentado por presagios fantasmales de terribles sucesos.

Entonces empezó la oleada de escritores que bajo el peso popular, escribía vulgares relatos basados en el espiritismo, lo fantasmagórico o lo oriental. Uno de los poco que destacó fue Edward Bulwer Lytton, que escribió magníficos relatos como The house and the Brain, que ha quedado como uno de los mejores relatos de casas embrujadas, llegando al nivel de La casa Usher, de Poe. Entonces, en 1842, fecha que debéis recordar, escribió Zanoni, una terrible novela en la que hay una terrible esfera paralela permanentemente vigilada por un ente llamado "el Morador del Umbral", que se dedica a embrujar y a hipnotizar a todo aquel que intenta entrar y hacerse conocedor de sus secretos. La gran innovación de esto es su criatura, pues carece de materia y se convierte en un horror insustancial, que no se puede ver, ni tocar.

Edward Bulwer Lytton
Esta tradición de novelas románticas y góticas seguiría durante el siglo XIX en autores como Joseph Sheridan LeFanu, Wilkie Collins, Sir H Rider Haggard, el magnífico Sir Arthur Conan Doyle, H.g. Wells, autor del terrible Hombre Invisible o La isla del doctor Moreau, o Robert Louis Stevenson, que escribió el Doctor Jekyll y Mister Hyde, el Ladrón de Cadáveres y Markheim. Por supuesto destaco entre todos estos la novela Cumbres Borrascosas, de Emily Brönte, con sus demenciales paisajes desolados de Yorkshire, barridos por la violencia del viento.

H.G. Wells
En el continente Europeo surgieron autores como E.T.A. Hoffman, escritor de El hombre de arena o deLos Elixires del Diablo, cuya influencia ha perdurado hasta nuestros días. También hay que mencionar el Ondina (1814) del alemán Friedricht Heinrich Karl, barón de la Motte Fouque. The Amber Witch, de Wilhelm Meinhold, se sitúa durante la Guerra de los Treinta Años y pretende ser el manuscrito de un monje a cuya hija acusas de brujería. La literatura alemana está bien representada por el escritor Hanns Heinz Ewers, que pone en sus relatos claras muestras de la imaginería y psicología del XIX. Novelas como El aprendiz de Brujo y La mandrágora y cuentos como La araña, ponen de manifiesto la excelente locuacidad y técnica del alemán. Victor Hugo escribió relatos como Hans de Islandia, y Balzac La piel de zapa y Luois Lambert, aunque con un sobrenatural más humanista, sin la verdadera intención de aterrorizar. Podemos mencionar también a Theophile Gautier ,Avatar, El pie de la momia, y La muerte enamorada, a Gustav Flaubert en La tentación de San Antonio o a Charles Baudelaire en El cuarto Doble, como los autores más representativos de lo sobrenatural en Francia. Pero en la cima está Guy de Maupassant, cuyos relatos de horror alcanzan un estado casi patológico, por ejemplo, en El Horla, la historia de un terrible ente invisible. El americano Fitz-James O´Brien, el famoso autor de las novelas marinas de Jack el afortunado, trató el tema de entes invisibles en ¿Qué es eso?. Otras creaciones notables de Maupassant son los realtos ¿Quien sabe?, El espectro, El diario de un loco, o El lobo blanco.

Guy de Maupassant
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Debido a la longitud de este tema, se ha dividido en cuatro partes que se irán publicando semana por semana hasta completarse. Espero que lo disfruten.

Buenas noches

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