lunes, 16 de diciembre de 2013

El Sobrino del Mago o como ignorar una gran obra

Hoy os voy a hablar de una obra casi desconocida: El sobrino del mago, de Clive Staples Lewis, más conocido como C.S. Lewis. A pesar de que la saga consta de siete libros, todos ellos muy recomendables por sus muchos detalles curiosos, sin duda es éste el más raro de todos, que más podría ser un apéndice en forma de fábula que un libro de la saga propiamente dicho.

Aunque conste como el primer libro de la saga de Narnia, lo cierto es que se escribió bastante tiempo después de que se publicara El león, la bruja y el armario. A grandes rasgos, El sobrino del mago nos cuenta la historia de la creación de Narnia. La historia comienza a finales del siglo XIX, en Londres, con dos niños: Digory Kirke y Polly Plummer, los cuales eran vecinos. Digory se había mudado recientemente a la casa de sus tíos debido a una enfermedad que estaba matando a su madre, y los dos se van haciendo amigos con el transcurso del verano. Un día, mientras recorrían el ático de las casas (el cual era común para todas aquellas que eran contiguas), tomaron una puerta equivocada y se encontraron al tío Andrew(tío de Digory) en su estudio. El tío Andrew, un cínico malévolo, que se consideraba a sí mismo como mago, engaña a Polly para que se ponga un anillo amarillo, lo que ocasiona que ésta desaparezca. El tío Andrew procede a explicarle a Digory (sin estar muy seguro de su propia teoría) que el anillo amarillo lo lleva a otro mundo, mientras que el verde lo trae de regreso. Estos anillos funcionaban sólo si alguien los tocaba con las manos desnudas, haciéndose posible el uso de guantes. Digory se ve obligado a ponerse el anillo para rescatar a su amiga, llevando consigo los anillos verdes necesarios.
Los anillos transportan a los niños a un bosque lleno de fosas de agua, llamado el Bosque entre los Mundos. Inicialmente, las fosas aparecen sólo como charcos de poca profundidad. Pero los niños descubren que cuando el anillo correcto es usado, la fosa de agua los transporta a un mundo diferente. Este bosque entre los mundos era, por lo tanto, como un sitio con portales entre varios mundos. Luego Digory convence a Polly para explorar algunas de las otras fosas, pues sabía que su tío confiscaría los anillos a su regreso.
Después de haber marcado la fosa que los llevaría de regreso a su propio mundo, la Tierra, los niños se introducen a otra fosa. Digory y Polly aparecen en las ruinas de un enorme palacio de la antigua capital de aquel mundo, llamado Charn, cuyo sol era más grande y frío en comparación al terrestre. El palacio parece desprovisto de cualquier forma de vida, hasta que descubren un salón repleto de imágenes de todos los gobernantes de Charn, en orden cronológico. Las primeras caras son justas y sabias, pero mientras ellos avanzan se van poniendo viles y crueles. Todavía hay bastantes vacíos, lo que implicaba un final prematuro. En el mismo salón, se encuentran una campana, con una señal que mientras instaba a tocarla, prevenía de no hacerlo. Digory cayó en la tentación y tocó la campana. Esto despertó a una de las estatuas, la de la malvada y bella Reina Jadis.
Mientras la ciudad entera comienza a derrumbarse, la mujer les explica a los niños cómo la última guerra de aquel mundo fue iniciada entre ella misma y su hermana. Después de muchos sangrientos años, su propia derrota parecía indubitable, y con el fin de imponerse, conjuró el hechizo conocido como "la palabra deplorable". Los efectos del hechizo fueron la pérdida de toda vida en Charn, pero ella misma dormiría en la Sala de las imágenes por la eternidad, al menos que alguien la despierte (así como sucedió). Los niños, después de conocer la inmensa maldad de Jadis, intentaron escapar al bosque. Desafortunadamente, gracias al "efecto magnético" que los anillos tienen sobre todos sus portadores, Jadis es capaz de viajar con ellos al colgarse del cabello de Polly. La bruja los sigue luego a nuestro propio mundo, donde ella guía al tío Andrew a una salvaje persecución a través de Londres. Polly regresa a su casa y es mandada a su habitación como castigo por ser "una niña muy traviesa", pero logra escaparse y colaborar con los esfuerzos de Digory de mandar a la reina fuera de Londres, de regreso a su propio mundo. Al final pudieron llevar de regreso al bosque no sólo a la Reina, sino también al tío Andrew, a un chofer de nombre Frank, y a su caballo llamado Fresón (a través de la mencionada propiedad magnética).
Digory hala a todo el grupo hacia la cercana fosa del este, pensando que llevaba a Charn. Pero cuando ellos llegaron, se dieron cuenta que no era Charn, sino otro mundo que estaba oscuro en su totalidad y parecía estar completamente vacío. Jadis inmediatamente lo reconoció como un mundo que todavía no era hecho. Pronto ellos escucharon un canto que parecía causar que las estrellas comenzaran a brillar, y que el sol comenzaba a crecer. Los visitantes podían ver quién era el que realmente cantaba: Aslan, el gran león. Ellos lo continuaron viendo mientras él transmitía vida al mundo, a sus animales y plantas, siendo todo creado de la nada. Jadis ataca repentinamente a Aslan con una barra de hierro (extraída de un farol de Londres), pero como ante el golpe el León ni se inmutó, ella huyó, mientras la barra de hierro crecía como un farol en el joven suelo narniano. Aslan seleccionó a algunos animales para que se vuelvan bestias parlantes, dándoles autoridad sobre las bestias sin capacidad de hablar o pensar.
Aslan prosigue a mandar a Digory a una jornada, en la que debía conseguir una manzana especial que impida el regreso de la bruja malvada a la reciente ciudad de Narnia. Polly, Digory, y el caballo del cochero (que fue convertido por Aslan en un pegaso parlante y renombrado Volante ) volaron a una lejana montaña para obtener la manzana de un jardín amurallado. En el momento que Digory toma la manzana y se prepara para partir, Jadis llega y lo tienta a comer la manzana y obtener juventud eterna, o bien, ser secretamente transportado de regreso a Londres y usarla para curar a su moribunda madre. Jadis misma había comido una, por lo que se había vuelto inmortal y había probado el poder del fruto. Aunque tentado de salvar a su madre, Digory mantiene su promesa a Aslan y viaja de regreso a Narnia para darle personalmente la manzana.
Aslan le dice a Digory que había cumplido satisfactoriamente su encargo, y lo instruyó para plantar la manzana en la tierra (cerca del río). Luego realiza una ceremonia para coronar al rey y la reina de Narnia (Frank el cochero y su esposa, Helen, la cual fue transportada mágicamente a Narnia por el gran León). En tanto, un nuevo árbol creció en el lugar donde Digory había plantado la manzana. Aslan explica que el árbol protegerá a Narnia de la Bruja: desde que ella robó una manzana del árbol original de una manera egoísta, su fruto ahora es abominable para ella, y Narnia disfrutará un periodo semejante al Edén. Aslan le dice a Digory que una manzana robada habría curado a su madre, pero después vendría el día, en que ella hubiera preferido morir en su enfermedad. Aslan luego le da a Digory una manzana del árbol de la protección para que se la lleve a su madre, y envía a los niños y al tío Andrew de regreso al Bosque entre los Mundos, de donde ellos regresan a Londres. Digory le da la manzana a su madre, quien se cura y entierra el hueso de la manzana en su patio trasero. De igual forma entierra los anillos mágicos, pues Aslan le había encomendado salvaguardarlos para prevenir malos usos futuros.
El hueso de manzana crece en un árbol, y años después cae en una tormenta. Digory no puede soportar el uso del árbol como leña, así que construye un armario, vinculando el final de la narrativa con la siguiente historia, según su orden cronológico en la serie: El león, la bruja y el armario. Digory en esa historia es "el viejo profesor" que vivía en una antigua casa de campiña, la cual había heredado de su padre, quien por su parte también la había heredado de su padre (el abuelo de Digory), poco después del retiro de sus servicios en la India, tal como está descrito en el final de El sobrino del mago.


                                                                      Clive Staples Lewis
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He de decir que de todos los libros que he leído de Lewis, sin duda alguna, este es el que más me gusta, por su semejanza estructural con los cuentos populares. Tiene ademas unas imágenes oníricas y fantásticas de lo mas sugerentes. Recomiendo la lectura de este libro a todo el mundo, y a ser posible antes de El León, la Bruja y el Armario, del que ya hablaremos.

Saludos